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Fans Club de las personas mas lindas de todas Paula Chaves y Pedro Alfonso ♥

31 dic 2011

Pau, Peter y el desafió de su convivencia .

No hay forma de imaginarlos por separado. O al menos así lo hace pensar la gran cantidad de fanáticos que no escatiman en cuerdas vocales cada vez que la pareja gestada y nacida en Ideas del Sur sale del teatro Candilejas en  Carlos Paz. Se trata de Paula Chaves y Pedro “Peter” Alfonso. Son los protagonistas de un amor novelesco, que parece tener un final feliz anticipado, aunque diferente, según le cuenta  a  : “Yo me voy a vestir de blanco y ella me va a esperar, con smoking, en el altar”, dice, intentando graficar quién lleva las riendas en la relación amorosa.

Paula Chaves, la  de 27 años, y Pedro Alfonso, de 31, se conocieron en ShowMatch , en 2010, cuando ella participaba en “ Bailando por un sueño ” y él cumplía con sus habituales tareas de productor del ciclo de . El ojo del conductor detectó el incipiente romance, y desde entonces, sus idas y vueltas amorosas se convirtieron en un asunto . Por su parte, Peter se transformó en una  televisiva. Tanto, que este año compitió en “ Bailando...
” y quedó entre los cinco mejores participantes. Y ella llegó hasta las semifinales."

La charla que los flamantes novios mantienen a solas con Clarín , tiene como escenografía un imponente marco verde. Ni la lluvia de invierno en pleno verano puede con tanta buena predisposición: “Ponete así y mirá para allá. Agarrame más arriba que cortamos el plano”, le indica Paula. Y Pedro le lleva el apunte. Junto a ellos, están Luca (un Golden de 7 años) y Moro (un bulldog francés), que le dan vida a la coqueta casa de un country cordobés donde la pareja convive por primera vez. “Peter sabe que está prueba, que este tiempo puede definir muchas cosas…”, advierte Paula.

Dicen que la convivencia mata el amor...
Paula: Eso lo tomamos como un dicho, por ahora vamos bárbaro...

¿Ya tuvieron hubo alguna pelea? Pedro: En serio, no. Sí, discusiones; somos temperamentales y en nuestro código de pareja siempre decimos que ni ella ni yo sabemos llegar al tercer chiste, porque alguno se enoja y se va. Pero todo se soluciona, son cuestiones domésticas.

¿Cómo se reparten las tareas que hay que hacer en el hogar? Paula: Yo hago todo lo de adentro y él se encarga de la pileta. Pero hoy llega una chica para ayudarnos.

¿Qué descubriste de Pedro, en estos días de convivencia bajo el mismo , que no te guste? Paula: No es que no me guste, pero es una persona terriblemente tranquila. Se levanta, toma un  y puede sentarse en el sillón a ver pasar la vida; es recontra relajado, como que no le importa nada. El aire de las sierras lo tiró para abajo. Y es recontra impuntual.

¿Y a vos de Paula? Pedro: Que es muy acelerada. No para un segundo. Acomoda la ropa, les hace la comida a los perros. Todo a mil. Pero ese contrapunto por ahí también está bueno.

Estuvieron juntos en la televisión y ahora en el teatro. ¿Cuál es el límite para el “producto” Paula y Peter? Paula: No nos ponemos un límite. Escuchamos todas las propuestas, siempre que no sean zarpadas. Por ejemplo, nunca haría una tapa de Playboy o de ese tipo de revistas con él.
Pedro: Todo lo que sea para progresar y sume se analiza.

¿Les gustaría participar en una tira de Pol-ka? Paula: Me encantaría. Ahora, en el teatro, tenemos la chance de demostrar que somos más que una pareja que se conoció en la .
Pedro: Estaría buenísimo.

¿Cuál fue el último ofrecimiento que tuvieron? Paula: El de hacer un programa de viajes. Lo estamos analizando.

¿Sienten presión para que el final entre ustedes sea feliz? Pedro: Sí, obvio. Lo bueno es que cuando nos peleamos ya pasamos por eso. Fue difícil, pero uno aprende. De todos modos, nuestra relación no va por el camino de lo quiere la gente o el qué dirán, sino por lo que nos pasa en el corazón.

Mientras charla con Clarín , Paula empieza a mostrar sus habilidades como ama de casa: abre la heladera y desgrana con la mano un arroz frío. Le pone zanahorias; deshuesa un pollo ya cocido y lo pinta con aceite: el almuerzo de los perros está listo. “Ayer a la noche le cociné por primera vez a Peter -confiesa-. Veníamos comiendo las sobras de navidad todos los días”. ¿Salió rico amor, no?”, le pregunta a su novio. Y Pedro, diplomático, responde “un manjar”.

¿Qué le cocinaste? Paula: Una ensalada de tomate con fideítos y medallones de merluza.

¿Cómo es la relación con sus fans? Pedro: Es buena, de mucho respeto y cariño. Uno trata en lo posible de devolver los mensajes por Twitter. La gente nos quiere demasiado y yo no estoy acostumbrado a eso.
Paula: Para mí es increíble. Me he cruzado con señoras mayores que me contaron que lo nuestro les sirvió para reavivar su pareja. Esas cosas no tienen precio. Nos siguen desde chicos chiquitos hasta personas mayores. Es algo inexplicable.

Sobre la mesa marrón, y al lado de una computadora personal rosa, descansa una caja de zapatos que estalla de peluches. Fue el regalo que “Las cordobecitas” -uno de los tantos grupos de fans- le hicieron a la pareja.

¿Qué es lo más raro que les han regalado? Paula: ¡Ropa de bebé! Nos están metiendo muchísima presión.

¿Qué les piden más los familiares, amigos o fanáticos: un hijo o el casamiento? Paula: La familia de Pedro me pide que tengamos un hijo. Su papá, Horacio, me mandó un mensaje de texto que decía “sos modelo, actriz, bailarina... ¿para cuándo la madre?”. Pero en ese sentido soy chapada a la antigua: primero el casamiento y después los bebés.
Pedro: Yo estoy a punto caramelo para ser papá. Me encantaría.

¿Te ves cambiando pañales? Pedro: La verdad que no.

¿Pero lo están buscando? Paula: ¡Noooooo…! 

¿Ya tienen pensados los nombres de sus futuros hijos? Paula: Sí, pero lo contamos y un fans club lo usó como nombre. Era Mirko, nos gustaba mucho, pero ya fue. Veremos qué nombres se nos ocurren.

¿Cómo se sintieron después del debut teatral? Paula: Bien, fue una descarga de energía importante. Con el tiempo, iremos mejorando.
Pedro: A mí me superaban los nervios. Sobre todo cuando aparezco solo en escena. En ese momento, lo único que le pido al mundo es que aparezca Gustavo Conti, para estar con alguien arriba de las tablas.

Con una lluvia torrencial de fondo, la pareja empieza a planear su primer día sin pileta en Carlos Paz. Descalzo, Pedro saluda y se va a la habitación. Paula sigue atenta a sus perros, y organiza la agenda. El, un bálsamo. Ella, un huracán. Es que solamente el amor puede hacer de las diferencia un lugar común.

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